A la hora de pasar a una dieta vegana, surgen dudas acerca de qué alimentos son totalmente veganos o cuales pueden tener contenido de origen animal. Entre esas dudas suelen aparecer las bebidas, y el vino es una de las más cuestionadas.
Aparentemente podría decirse que el vino es vegano pues proviene de la uva, sin embargo, es en el proceso de fabricación donde pueden aparecer alteraciones que hagan que no cuente con el certificado vegano y no sea apto para estas dietas.
¿Qué puede hacer que un vino no sea vegano?
El vino se obtiene, sea cual sea la bodega de la que proceda, a partir de la fermentación de la uva, no presentando este proceso ningún inconveniente para una dieta vegana. Si la elaboración consistiese únicamente en esta fermentación, podría ser consumido sin problema, sin embargo, debe pasar por más procesos.
Normalmente, el problema es posterior a esta fermentación, cuando se somete al alcohol generado a una serie de procesos para mejorar su aspecto y obtener el producto final. El paso que añade productos animales de forma más frecuente es la vitrificación. Se conoce así al proceso por el que el vino adquiere un aspecto más nítido por la adición de ciertos componentes. Dentro de la vitrificación, la clarificación suele ser el que añade los componentes animales. Se suelen emplear clarificadores animales, capaces de eliminar las partículas que hay en suspensión en el vino para que queden como un ‘poso’ en el fondo del barril.
Para ello se emplean gelatinas, ictiocola a partir de colas de pescado o la albúmina del huevo, en vinos tintos; mientras que en vinos blancos se utilizan lácteos, caseína o incluso la sangre de corderos o terneros. Todos estos componentes tienen origen animal y convierten el vino en un producto no apto para el consumo por parte de veganos.
Hoy en día existen clarificadores vegetales que evitan que haya que usar los de origen animal [1]. Ejemplo de ello son los alginatos, que se obtienen de algas marinas; o la bentonita que tiene un origen mineral. Además, hay compuestos químicos que pueden encargarse de la clarificación como el anhídrido silícico.
Si realmente lo desean, las bodegas no tienen por qué recurrir a productos animales para conseguir un vino con el proceso de vitrificación completa y con los mismos resultados que usando los clarificadores antes comentados.
En caso de no existir otra opción, sería más complicado seguir una receta vegana, pero es posible decir que el vino es vegano, más allá de la fermentación de la uva. Así, se puede exigir a las bodegas que sus vinos sean veganos, si realmente quieren abrirse a ese mundo.
¿Cómo saber si un vino es vegano?
La actual industrial vinícola no obliga a incluir en el etiquetado cuáles son los clarificadores utilizados. Al no tratarse de ingredientes como tal sino de sustancias, no hay porqué indicarlo. Además de ser coadyuvantes, se indica que posteriormente los clarificadores son filtrados y que no llegan al embotellado final. Sin embargo, esto es un problema para veganos que no saben si realmente están tomando un producto fiel a sus ideas o no.
La Unión Vegetariana Española está haciendo un trabajo excelente para determinar si un vino es vegano o no. Una vez que esta Unión determina que en el proceso de la bodega no se ha utilizado ningún producto que provenga de una explotación animal, otorga a la empresa un certificado vegano que puede etiquetar en cada una de sus botellas. Se trata de un certificado a nivel europeo denominado como V-Label.
Nuevos vinos veganos
Ciertas empresas vinícolas, conocedoras del gran auge de las dietas veganas, han apostado por crear sus bebidas libres de cualquier traza animal.
De esta forma, no cambian en nada su producto ya que su sabor y calidad no se ve alterado, pero a la vez aumentan su demanda y son aptas para el consumo de cualquier persona, sea o no vegana.
Algunas de las bodegas que ya han obtenido el sello vegano proveniente de la Unión Vegetariana Española son: Altolandon de Cuenca, Bodegas Enguera en Valencia, Bodegas Luzón y Juan Gil de Murcia, Shaya en Zaragoza o Bodegas Robles de Córdoba, entre otras.
Lo más habitual es que estas bodegas no tengan uno o varios vinos de tipo vegano si no que adaptan toda su producción y convierten todas las bebidas en aptas para el consumo por parte de veganos.
Con un poco de información es posible seguir una dieta totalmente vegana, tanto en alimentación como en bebidas. Si bien es cierto que, si no se conocen detalles como el de la clarificación del vino, muchos podríamos pensar que el vino es vegano. Ahora, ya sabes que sólo tendrás que buscar el sello vegano de V-Label y disfrutar a gusto de esta bebida.
Referencias:[1] Matteo Marangon, Simone Vincenzi, Andrea Curioni, Wine Fining with Plant Proteins
https://www.mdpi.com